Aquí estoy otra mañana más de camino a la universidad.
No sé qué pasa últimamente que cuando más pienso, es a las 7 de la mañana en un tren con gente de unos 40 años de edad media preparados para comenzar el trabajo. Supongo que esto es porque es el único momento del día en el que realmente me permito pensar sobre todo lo que está pasando por mi cabeza.
Joder. Tengo tantas preguntas sin respuesta que al final acabaré metida en un laberinto sin salida. ¿Por qué una decisión lleva con si tantísimas dudas e inconvenientes? Lo gracioso de todo esto es que realmente pensaba que en estos últimos meses había tachado cualquier tipo de sentimiento y sólo me dedicaba a estudiar y pasar el resto del día con mis amigos. Y creía que era felíz.
Por lo que parece, hay un único elemento que cambia en mi vida en éstas últimas semanas y ya pone todo patas arribas.
Por lo que parece, hay un único elemento que cambia en mi vida en éstas últimas semanas y ya pone todo patas arribas.
Sólo quiero que llegue el día en el que pueda relajarme, dejarme llevar y por unas horas dejar de pensar tanto. Y supongo que ese día llegará cuando consiga resolver todas estas incógnitas.
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