jueves, 18 de febrero de 2016

maldito destino que nos.

Parada de metro: Sol.
Me debato entre bajarme y hacer el trasbordo de siempre o cambiar de ruta e ir a Argüelles. ¿Por qué no? Algo de aire te vendrá bien, pensé.

En qué momento habré tomado esa pequeña decisión. En qué momento.

Salí de la boca de metro y ahí me lo encontré, pero esta vez no estaba solo, estaba con otra.
No encuentro las palabras exactas para expresar cómo me sentí en ese momento. Pulsaciones aceleradas, inseguridad, miedo. Fue hablar dos minutos y que se me pasasen todas nuestras risas, nuestros recuerdos, nuestras conversaciones a altas horas de la madrugada, en fin, que se no pasase todo lo que fuimos, un nosotros, por mi cabeza.

No sé qué pensar ni si alguna vez podré volver a confiar en tus palabras o si alguna vez algo de lo que me dijiste fue cierto. Al fin y al cabo, sólo eres un poeta que busca la perfección en las palabras sin darte cuenta de que olvidaste lo más importante para escribir buena poesía: los sentimientos.

Estoy cansada, demasiado cansada de estar besando a ranas que no se convierte en príncipes azules. Estoy tan desgastada que no sé ni si me siguen fuerzas para seguir creyendo.

sábado, 30 de enero de 2016

Echar de menos demasiado pronto.

Que echo de menos las madrugadas hablando sin fin porque ninguno de los dos quería marcharse.
Que echo de menos aquella maldita ilusión que tenías cuando hablabas conmigo.
Que echo de menos tus detalles y tu manía de intentar hacerme feliz.
Que echo de menos tus ganas.
Que echo de menos tus intentos de conquista.
Que echo de menos que me digas cosas bonitas y a través de una pantalla consigas sacarme una sonrisa.
Que echo de menos cuando sentía que eramos dos en vez de uno.
Que echo de menos ser la primera y última persona con la que hables.
Que echo de menos poder compartir contigo todas mis preocupaciones.
Que echo de menos ser yo.
Que echo de menos.
En fin.
Que te echo de menos.
Que nos echo de menos.

miércoles, 27 de enero de 2016

Te juro.

Ignorante.

Ignorante por creer que el amor no se cuida día tras día.
Ignorante por pensar que ya está todo ganado 
dar por hecho que no me iré.
Ignorante por tener la certeza de que ya no es necesario una lucha por tenerme a tu lado.

Quizá pienses que cuando ya estás con una persona, no es necesario seguir dando todo de ti para que se quede. 
Quizá soy de ese pequeño por ciento que cree que si una relación no se cuida diariamente, finalmente acaba en una historia con punto final.
No lo sé.
Pero 
me estoy cansando de ser la única que lucha. 
No puedo.
Te prometo, amor,
que no puedo seguir esta batalla yo sola.

Lo único que intenté fue hacerte feliz, 
muy feliz.
Tal vez hacerte el chico más feliz de toda la historia.
¿Para qué?
Toda chica necesita sentirse parte de algo grande 
ya
me estoy sintiendo pequeña.

No puedo.
Te juro, amor,
que lo intenté.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Bailes al son de tus besos

No sé muy bien por dónde empezar. Nunca se me dieron bien las palabras ni el ordenar todos mis caóticos pensamientos. 

Vino en un momento inesperado, cuando por un momento en mi vida nada tenía planeado. Resultó ser aquel que sabe cómo utilizar las palabras en el correcto orden y en los momentos idóneos. Siempre he tenido una tendencia para desconfiar de las personas que escriben demasiado bien, sin embargo, con él, todo fue muy diferente. O al menos creo que lo es.

Hemos pasado por lo alto de Madrid a acabar bailando bajo la lluvia en un jardín secreto. Hemos recorrido plantas de El Corte Inglés hasta encontrar nuestro sofá pasando por los rincones mágicos de Malasaña.

No sé a dónde llegaremos, ni siquiera se si funcionará lo nuestro. 

De lo que estoy segura es que quiero seguir volando a su lado. 

miércoles, 5 de agosto de 2015

17:00.

Cuánto duele, le dijo a él.

Los dos sentados en una habitación pequeña y oscura. Ella apenas podía pronunciar palabra seguida sin que su respiración se viera entre cortada. Hacía ya unas semanas que sufría en silencio de ataques de ansiedad y todo lo que con conllevaba.

Él la tranquilizó- es un lugar seguro decía, puedes contarme todo.

Sin embargo, ella no podía parar de repetir una y otra vez que dolía, que dolía más que cuatro puñaladas, al fin y al cabo tras una puñalada directa en el corazón, cualquier sufrimiento acabaría en ese mismo instante.

Los dos sabían lo que sucedería después si ella no lograra hablar. Ella no podía más y él sabía que sus largas sesiones de poco habían servido. Un fracaso para aquella pareja encerrada en ese cuarto tan oscuro.

- Palabras. Duelen. Las palabras duelen doctor. Pensé que tras estos meses con usted habían servido de algo. Me sentía fuerte y valiente por un vez en mucho tiempo. Sabe lo mucho que me importan las personas y todo lo que acabo dando por ellas incluso sin ellas saberlo. Debe entender que ya no puede compararme con ese gran león que está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de sobrevivir en un entorno peligroso, ese león que haría lo impensable por proteger a sus cachorros. Ya no soy esa. Alguien se encargó de recordármelo. Soy esa persona egoísta que solo busca el beneficio propio. Soy aquella que miente y juega. Soy aquella que- y por mucho que lo intentara evitar, rompió a llorar.

- No sé lo que realmente ha pasado estas últimas semanas que dejaste de venir a consulta. Lamentablemente, no he podido estar ahí cuando todo ocurrió. Lo que si que te voy a decir es que no puedes dejar que alguien, ni siquiera las personas más cercanas a ti, destruya todo lo que eres. No puedes permitir que en cuestión de días olvides todo lo que eres y todo lo que has conseguido. No, no puedes. Te conozco desde hace años y quizá solo yo sepa cada calvario que has pasado y cómo te has enfrentado a ello. Cada una de esas experiencias que has vivido a lo largo de estos años han hecho que tengas inseguridades y miedos. Pero ¿sabes? Hasta las personas más fuertes emocionalmente tienen miedo. Ese sentimiento es algo de lo que no podemos huir y que siempre nos acompañara en cada camino que decidamos elegir. Está en nosotros decidir si queremos que el miedo se apodere de nuestras decisiones o incluso de nuestra vida. No te voy a decir algo que no te haya dicho ya querida, pero solo tú sabes todo lo que has luchado por salir de cada una de las cosas que has vivido. Solo tú. Entiendo que todas esas horribles cosas por las que has pasado te han dejado pequeñas cicatrices que están costando un poquito más de curar y aún así aquí sigues. A pesar de todo lo que has experimentado, eres una persona bondadosa e inocente. Crees en la palabra de los demás por mucho que te lo niegues a ti misma y eso, a veces, te hace vulnerable ante los demás. Pero eh, si no no serías tú. Y sí, yo te seguiré viendo como ese león en la selva. Un león que está dispuesto a salir de su zona de confort con tal de seguir aprendiendo. Un león con una generosidad enorme que pocas veces piensa en si mismo. 
Te voy a decir otra cosa. Quien diga lo contrario, no te conoce de absolutamente nada y ay ojalá se tomaran el tiempo necesario para entenderte y quererte por lo que eres. Pero ya sabes, hoy en día nadie tiene tiempo para nada que no sean ellos. Solo aquellas personas ignorantes podrían decir lo que te han dicho porque si realmente se tomaran la molestia nunca querrían irse de tu lado. Tú eres esa persona caótica con el peino despeinado dispuesta a revolucionarlo todo. Y es que todo el mundo necesita una chica revolucionaria en su vida.
Ya lo que decidas hacer está en tus manos. Puedes huir y escapar de todo o te puedes quedar y lchar por ser una mejor persona por cada uno de los días que vivas. 

18:05. Fin de la sesión.

sábado, 1 de agosto de 2015

Mi último adiós.

Hoy me he dado cuenta de que alguien más te está haciendo todo lo feliz que yo no pude.

Es muy posible que haya perdido cualquier oportunidad, cualquier posibilidad de pelear a tu lado, pero es que hoy es el día en el que me he dado realmente cuenta de que eres feliz y no conmigo.

Hoy y mañana, y al día siguiente seguirán nuestras terrazas vacías de soledad, esperando a que otros dos amantes la llenen con los besos que nosotros nunca nos llegamos a dar.

Sé feliz. Muy feliz. Y ojalá ella te haga sentir como yo no lo pude hacer.

viernes, 31 de julio de 2015

Puto miedo

Siempre creí ser aquella chica fuerte que puede con todo, y sin embargo aquí me ves una patética mañana de julio con un dolor insoportable escribiendo esto. Ya no se que me duele más, si tu huida o si los puntos que me impiden sonreír.

Me siento en un laberinto sin salida, un laberinto en el que intento encontrar una salida, pero lo único que hago es dar vueltas sobre el mismo camino. Quizá tengo tanto miedo que mis únicas opciones son las más erróneas.

Sólo quiero sentirme segura por una vez en mi vida, sentirme segura en tus brazos sabiendo que no te irás. 

Esta entrada será corta, supongo que por que ya no encuentro más fuerzas para seguir.