Según pasan los años, me voy dando cuenta de que al final siempre acabo fallando a la gente que me importa. No sé cómo lo hago pero siempre decepciono a esas personas que siempre han estado ahí. No os podéis imaginar cuánto me consume y me auto-destruye. Es tener la sensación de que por mucho de que intentes hacer las cosas bien, al final acabas jodiéndola. Con ello, viene el nivel de culpabilidad en el que te planteas si de verdad esa persona te merece. Y gracias a esas rayadas diarias, viene contigo ese insomnio permanente- noches sin dormir en las que te preguntas qué está mal contigo, qué hacer. Te sientes perdida, sin un rumbo fijo. Vives con el miedo de volver a fallar a esa persona, pero con la diferencia de que esta vez se irá. Mientras tanto, disfrutaré de cada una de las personas que están a mi lado- aunque en un tiempo se vayan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario