Desde que era tan solo una enana, me enseñaron a apreciar las cosas buenas de la vida. A lo largo de todos estos años, me he ido formando como persona, he ido aprendido de mis errores. Y a día de hoy, con mis 16 años de vida puedo decir que soy una persona con bastante suerte. Aprendí a vivir de mis ilusiones, de mis sueños. ¿Y qué queréis que os diga? Yo soy feliz y eso nadie me lo puede quitar. Soy de esas que valora mucho más un pequeño detalle. Creo que esos detalles son los que marcan la diferencia de las personas o de cualquier relación. Sin embargo, se está perdiendo la tradición de sorprender al otro con un simple detalle. Y en realidad, es una pena.¿Pero qué se puede hacer? Por mucho que quiera encontrarle una solución a las cosas, me temo que en esto poco se puede hacer. Depende mucho de la persona y su personalidad. Aunque siempre se puede hacer un esfuerzo por valorar esos pequeños detalles. Pero mientras tanto, yo seré feliz con cada una de esas pequeñas cosas que me sacan una sonrisa en mi rutina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario